todos se preocupan por a dónde van a ir
cuando se acabe la cosa
pero nadie está seguro, así que a mí me da lo mismo
yo creo que dejaré el misterio en paz"
Esta es la letra de la canción de la segunda temporada de esta serie que perfectamente podría resumir la esencia de esta serie. La premisa se basa en el libro homónimo de Tom Perrotta, donde se plantea un escenario catastrófico: hubo una desaparición repentina del 2% de la población mundial. La familia protagonista, por suerte (o desgracia), no ha sufrido ninguna pérdida, al menos no directamente, pero el ambiente donde viven hará estragos en sus vidas.
La serie está a cargo de Damon Lindelof, uno de los responsables de Perdidos, una de las series más mediáticas de los últimos años. Y se nota, porque esta serie también tiene un misterio con varios interrogantes como premisa: ¿Dónde están los desaparecidos?, ¿Por qué?, ¿Volverá a ocurrir? Y al contrario que la serie de los náufragos, dejan claro que responder a esas preguntas no será nunca una prioridad, sino las emociones de sus personajes.
El principal efecto que tendrá su cualidad emocional por encima de la racional será insuflar un aire religioso (y este efecto irá en crescendo a medida que avancen los episodios) a todo su visionado, sin hablar de ninguna fe concreta, algo muy excepcional. Además, cuenta con la ayuda de Max Richter, quien ha logrado con esta serie crear una de las bandas sonoras más espectaculares de los últimos tiempos.
Así que, por la arriesgada propuesta de sacar adelante una historia que tiene de base un misterio que no se va a resolver, su capacidad para hablar de espiritualidad sin caer en el dogma y la efectividad narrativa con la que se nos muestra, The Leftovers ya es una de las series más relevantes de los últimos años.
Un cordial saludo.
